SISTEMAS PRODUCTIVOS EN EL PRÓXIMO ORIENTE ANTIGUO
Historia Antigua - Universidad de Zaragoza - Prof. Dr. G. Fatás
El mecanismo general tiene este fundamento lógico: el aumento de la productividad agrícola asegura a las comunidades un excedente alimentario que, concentrado en un punto distribuidor central, permite mantener a los trabajadores especializados no agrarios. El punto central, la ciudad, es el germen del Estado y de la estratificación socioeconómica.
En el POA predominan dos sistemas de producción: doméstico y palatino. El doméstico es de origen neolítico y en él coinciden las fuerzas productivas y la propiedad de los medios productivos. Usa una red multidireccional y recíproca de intercambio, los especialistas no lo son a tiempo completo (o no sistemáticamente) y son prácticamente equiparables unidades y sectores productivos.
El palatino, característico de la "revolución urbana", concentra los medios productivos en manos de las "grandes organizaciones" (palacio y templo) que no son sólo residencias, sino complejos económicos y productivos, los productores son siervos del poder político-administrativo del palacio o el templo, la especialización laboral es intensa y de tipo orgánico, estructural, y los bienes afluyen al centro para su redistribución, lo que exige una disposición jerarquizada de las comunidades (ciudad, aldeas tributarias) y los sectores productivos y prima la función de cohesión del conjunto que cumplen los administradores (sacerdotes, escribas). El modo de producción palatino es hegemónico sobre el doméstico y no puede subsistir sin él. La tendencia general de la evolución de estas relaciones apunta hacia un orden feudalizante.
FICHA 2
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LA ALDEA
LA FAMILIA PATRIARCAL.
Para el individuo, el punto de referencia básico es la familia. Le asegura los medios de supervivencia y obtiene de ella la dignidad social precisa para ser respetado. Nadie más desvalido que la viuda o el huérfano, el extranjero o el hombre sin descendencia.
En el POA, la familia es casi universalmente patriarcal. En el vértice, el padre (máximos derechos y deberes). Da nombre a todo el conjunto. Es dueño de los bienes familiares (inertes, animales, humanos). Posee derecho de vida y muerte. Pacta los matrimonios. Dispone del patrimonio. Repudia o acepta a los miembros. La teoría jurídico-religiosa se ve atemperada por la relación de afecto y por el papel que tienden a desempeñar la esposa (la principal) y el heredero. A diferencia de la actual, la familia patriarcal era un organismo con dimensión muy dilatada (familia "amplia", por oposición a la "nuclear"). En su torno se mueven numerosos consanguíneos, agnados (por línea de varón en varón), cognados (consanguíneos por línea femenina) y siervos (Génesis 15-16). Distinción entre patriarcado, patrilinealidad, patrilocalidad. La esclavitud parece nacida, como fenómeno ya significativo, de la agricultura y de su necesidad de brazos y de la consideración de que es más útil alimentar al enemigo preso y hacerlo trabajar que no darle muerte (para eliminación o para ingestión ritual). Durante el neolítico parece posible caracterizar al esclavo como a un marginado, sin familia ni tierras, vinculado a la casa de su amo o patrono mediante una relación de fuerte dependencia y, a la vez, de mutua necesidad. (El término 'esclavo' es polisémico y de uso peligroso.)
En una organización de ese tipo es muy importante la descendencia común. El árbol genealógico se remonta a un lejano ancestro único, verdadero o imaginario, que era el epónimo y, a menudo, el etnónimo. La progenie común participaba en creencias específicas sobre su origen, transmitía leyendas y mitos etiológicos con sus valores peculiares, los cuales justificaban costumbres o singularidades o eran fuentes de derecho a la propiedad sobre ciertos bienes o lugares, pozos, pastos, tierras, necrópolis, o explicaban por qué tales o cuáles gentes eran enemigas o amigas, ciertos animales buenos, malos, totémicos, etc. (Puede verse a estos respectos Génesis 15-16).
El consejo de ancianos.
En los pueblos de la agricultura neolítica podría decirse que "todo el mundo hace de todo". En principio, no existen familias ni individuos dedicados a tareas especializadas. Las comunidades, globalmente, presentan un aspecto equilibrado y homogéneo. Nadie podía ser tan poderoso como para imponerse definitivamente a un vecino. En general, las decisiones concernientes a la aldea las tomaban los elementos mayores de las familias, reunidos en consejo. Mediaban como instancia superior en las disputas interfamiliares para evitar venganzas incontroladas que podían arruinar a la comunidad y destruirla. Las familias acaban siendo las principales.
En la práctica se dieron desigualdades de riqueza y poder, por la capacidad del hombre para producir excedentes. Desigualdades derivadas, a veces, de factores muy determinantes perono siempre controlables del todo, como la fertilidad. La política matrimonial, por ejemplo, bien utilizada, podía dejar reducido a un pequeño número el del grupo de ancianos del consejo, que constituía, así, un régimen oligárquico.
Cerámica:rueda para alfar (c. 3500), unas 100 rpm.
Transporte: del patín al carro de corto recorrido. El transporte largo se hace a lomos de animal o de hombre. Papel de ríos y mares. No hay carreteras. Presencia regular del comercio. Existe una presencia de la actividad comercial más precoz de lo que a menudo se piensa. P. ej.: Jericó, que tiene unos 2.000 habitantes hacia el 8000 a. C., no posee un gran desarrollo agrario, entre otras cosas por la aridez de su suelo. Su prosperidad temprana se basa, sobre todo, en el comercio de la sal (muy usada como conservante), el betún (cemento y calafateado) y el azufre.
Otras actividades de signo económico y comercial:
1. El trueque. No cesa con la aparición de la moneda.
2. La incursión. Expedición de saqueo (poblado, caravana, nave) como forma regular de apropiación.
3. El presente o don. Estricta regulación. Fuente regular de ingresos y prestigio y forma de 'comercio de Estado'.
4. El tributo. Intercambio forzado entre desiguales. Especie o servicios, a cambio de favor o benevolencia.
El levirato
(Deut., 25 5 ss.) "Cuando unos hermanos vivan juntos y uno de ellos muera sin tener un hijo [Sin prole? Sin varón?], la mujer del difunto no habrá de casarse fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, la tomará por esposa y cumplirá con ella la ley del levirato. El primogénito que ella alumbre llevará el nombre del hermano difunto para que su nombre no se borre de Israel." [En latín, levir= cuñado. En hebreo, el término es yâbâm, cuñado en sentido amplio. La mujer sin hijo [varón] es desposada por su cuñado; el primer hijo que tengan es adjudicado al difunto y hereda la parte que le corresponde de los bienes de éste. El levirato se documenta en otros pueblos (asirios, hititas, hurritas) antiguos del P.O.A.] "Pero si al hombre no le agrada tomar a su cuñada, ésta subirá a la puerta, adonde los ancianos, y dirá: 'Mi cuñado se niega a perpetuar el nombre de su hermano en Israel; no quiere cumplir conmigo la ley del levirato.' Entonces, los ancianos de aquella ciudad lo citarán para interpelarle. Si comparece y dice 'No deseo tomarla', su cuñada se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará su sandalia del pie, le escupirá al rostro y dirá estas palabras: 'Así se hace con el hombre que no edifica la casa de su hermano'. Y se le llamará en Israel 'casa del descalzado'." [Se trata de un ritual de expropiación, mediante el cual el hermano dispondrá en adelante de la casa del difunto, pero no sin que conste su procedimiento vergonzoso.] El primer caso bíblico de levirato es el de Tamar (Gén. 38). La historia de Rut (vid.) culmina con un acto de levirato.
FICHA 3
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LA CIUDAD. IDEAS GENERALES
En relación con el paso de la aldea a la ciudad hay que situar, a modo de paisaje económico de fondo, y como circunstancia relevante, el paso de la agricultura seca y extensiva a la de regadío, capaz de independizar en buena medidad la producción respecto de la meteorología y de acrecer en mucho los excedentes de producción. Hasta donde sabemos, el tránsito se produce a un tiempo en el Nilo y Mesopotamia. En esta última, la puesta en marcha de la irrigación hizo frente a problemas enormes, por el régimen irregular de los ríos. La complejidad que requería el sistema más sencillo de los posibles y la envergadura de los trabajos no podían ser superados por la organización aldeana: era precisa una organización social más rica y complicada, más densa, que se basó en una división del trabajo más variada y articulada.
Precisamente de la división del trabajo nace la ciudad. No se trata de una aldea mayor o mejor defendida sino, ante todo, de un conjunto en que nadie es autosuficiente. La autarquía individual o familiar va extinguiéndose. Todo el mundo trabaja en función del resto y el trabajo tiende a organizarse puramidalmente. En el esquema ideal, la base se halla ocupada por los productores de alimentos (agricultores, ganaderos), sobre los que se sitúan los artesanos, comerciantes y administradores, por ese orden teórico. En el vértice, el poder soberano y habitualmente unipersonal ("rey"), asistido por los nobles (función militar y poderío económico) y los sacerdotes (función ideológica y, a menudo, poder económico), los cuales, asimismo, ocupan la cúspide del nivel administrativo.
El rey, imagen divina o divinidad, es ante todo el intermediario entre la comunidad y las fuerzas sobrenaturales, el garante de la armonía. Decide el destino global del conjunto y, específicamente, de la guerra y la paz. Sólo él tiene acceso a la información variada que exige una tal toma de decisiones. Por eso la guerra de la Ciudad es "Guerra del Rey", decidida unilateralmente por éste.
A partir del IV milenio empezamos a conocer ciudades; pero su existencia no implica la desaparición de las aldeas, aunque existen cada vez más inmersas en la esfera de acción de las ciudades. Éstas tienden a hacerlas tributarias. Las aldeas-residencia (sobre todo de agricultores y criadores) producen bienes primarios de los que subsisten, pero una notable parte de los mismos va a acumularse a templos y palacios: esto es, a los almacenes comunitarios controlados por la administración de la ciudad para contribuir a mantener y reproducir el sistema ciudadano. Algunos historiadores hablan de revolución urbana para destacar la importancia de este proceso. Baste señalar que esta nueva organización dio cobijo y fomento al trabajo de los metales (hornos de alta temperatura) y a la escritura.
FICHA 4
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DIVISIÓN DEL TRABAJO
El Neolítico tópico tiene, en el P.O.A., una duración de unos 4.000 años, a lo largo de los cuales proliferó la sedentarización. El poblado -aldeano o urbano- tiene, en principio, una única limitación a sus posibilidades de crecimiento: la capacidad de producción de alimentos, que se amplía de modo extraordinario con la irrigación.
Son notorias las diferencias de régimen entre el Nilo (crecida de julio -cénit en dos semanas, gran arrastre de limos- a septiembre, inundando todo hasta dos metros. En octubre, vuelve a cauce y se siembra) y los Dos Ríos. La tradición diluvial bíblica es mesopotámica, con motivo: crecida entre marzo y junio (calor máximo, c. 50º en julio-agosto). Si el Tigris y el Éufrates crecen en exceso y simultáneamente, un enorme aluvión de agua se abate catastróficamente sobre el llano. El temor al agua desbordada es un horizonte permanente en los mesopotámicos. La crecida llega en primavera y el agua desaparece en verano por al alto calor estival. De ahí que los problemas de supervivencia mesopotámicos dependiesen de la buena organización de los trabajos en torno al agua. Se subdividieron las tierras de la comunidad en pequeñas parcelas, delimitadas por terraplenes en los que se habilitaban canalillos y álveos. Construyéronse diques y presas. Se calcularon con matemática exactitud las pendientes de los canales para que el flujo fuese el justo; se excavaron balsas de almacenamiento y se repartió entre los pobladores la tarea del mantenimiento complejo de la red, uno solo de cuyos eslabones era capaz de inutilizar la totalidad. Así pues: contención de crecidas excesivas, distribución de aguas en verano y otoño [pendientes en los canales, reservorios, drenado, mantenimiento, asignación de flujos, etc.], desecamiento de vastos pantanos y organización de los cultivos, así como del cálculo y distribución de medios y recursos de toda clase.
La parte de población destinada a estos quehaceres fue muy alta. Cada cual recibía cometidos muy precisos, establecidos por la "administración" de la Ciudad, la cual calculaba incluso el volumen de excavación individual por jornada ('corveas' o prestaciones personales) y asignaba tareas de control laboral y administrativo en un conjunto complejo que no podía ser completamente percibido sino desde la cúspide social. Algunas de estas tareas eran muy especializadas (catastro, fisco, ingeniería). La división del trabajo se situó en la base de la desigualdad social. [Diluvio: Gilgamesh XI. Génesis 6-8]
FICHA 5
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MODOS DE PRODUCCIÓN Y FORMAS DE APROPIACIÓN DE LA TIERRA
1. COMUNIDAD PRIMITIVA. Su origen se basaría en lazos de sangre, lengua y costumbres. Su existencia sería una condición previa, sine qua non, a la apropiación y a la utilización comunitaria del suelo (Godelier, 1966). "La comunidad tribal, salida directamente de la Naturaleza o, si se quiere, de la horda (comunidad de sangre, lengua y costumbres), es la primera condición de la apropiación de las condiciones objetivas de existencia y de la actividad reproductiva y objetiva (pudiendo ser esta actividad la de pastores, cazadores, cultivadores, etc.)" (Marx, 'Formen...', 1855-59). La propiedad es de la comunidad y para acceder a su uso ha de pertenecerse a ésta. "El individuo no es propietario o poseedor sino en tanto que es elemento y miembro de esa comunidad". El bajo nivel de dominio del medio no consiente la desigualdad económica que pueda dar origen a clases sociales, por imposibilidad de acumulación.
2. SOCIEDADES CON "MODO DE PRODUCCIÓN ASIÁTICO". La condición de apropiación para la comunidad o el individuo es el Estado (la "comunidad superior"). La posesión de la tierra por el individuo pasa por la doble condición de pertenecer a la comunidad local y de que ésta se halle integrada en la comunidad superior, verdadera propietaria jurídica del suelo. Técnicamente, la propiedad sigue siendo comunitaria, no individual. Históricamente, la comunidad superior aparece a menudo en forma de poder despótico o teocrático, justificada por la necesidad de las grandes obras públicas coordinadas para el mantenimiento de las redes de riego y la custodia de grandes excedentes. La situación de los individuos sería de "esclavitud general", que no excluye cierta libertad individual, a veces notable. Los esclavos propiamente dichos son extranjeros, prisioneros de guerra o comprados. La comunidad superior genera grupos dominantes y posibilidades de explotación de unos hombres por otros.
3. MODO DE PRODUCCIÓN ANTIGUO. Para Marx, Roma era su mejor ejemplo: "La propiedad común, en la forma de propiedad del Estado -'ager publicus'- está separada de la propiedad privada". El individuo es propietario de su tierra privada y co-posee teóricamente, con los demás, las tierras públicas. Como miembro de la comunidad (ciudadano) puede acceder a la propiedad privada. Existe la esclavitud privada. El comercio y las guerras de conquista aceleran el desarrollo de desigualdades y se deteriora la igualdad inicial entre pequeños propietarios campesinos.
4. MODO DE PRODUCCIÓN GERMÁNICO. "El miembro de la comunidad no es, en tanto que tal, coposeedor de la propiedad colectiva. No posee sino en cuanto miembro inmediato de la comuna, en unión directa con ella y no separado de ella. Existe una propiedad colectiva y una posesión privada... La tierra laborable pertenece privadamente a los cultivadores, mientras que bosques, pastos, etc., son de propiedad comunitaria." Así, la comunidad agrícola es una comunidad de propietarios individuales. Las propiedades comunitarias existen, pero el individuo no las utiliza en cuanto que parte del Estado, como en Roma, sino en tanto que copropietario particular, con un derecho de propiedad individual y sin mediaciones. La comunidad toma la forma de una asociación, mejor que la de una unidad.
FICHA 6
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NOTAS SOBRE LA RAZA
La palabra raza es polisémica y ambigua y se usa en distintos sentidos por biólogos, historiadores, geógrafos, sociólogos, demógrafos, filólogos o políticos. Algunos grupos a los que se llama razas son meramente lingŸísticos y su parentesco reside sólo en su comunidad de lengua, como en el caso de las llamadas aria y semita. Otras razas son supuestas para explicar un hecho que así se entiende mejor: por ejemplo, una serie de características genéticas; es el caso de la llamada raza nórdica. Se aplica también a grupos meramente nacionales o culturales ("razas" escocesa, irlandesa, española). Legalmente puede haber "razas" convencionales que naturalmente no existen, como la caucásica, afroamericana o hispana, la cual alude en los EE. UU. lo mismo a sujetos centroamericanos que caribeños, sudamericanos o filipinos. Y hay "razas" arqueológicas, como la etrusca, la hitita o la ibera, o religiosas, como la judía, que incluye a individuos de variadísimas procedencias biológicas.
Para la taxonomía biológica, la raza designaría una división humana inmediatamente bajo el nivel "especie". Pero muchos científicos afirman que los grupos biológicos humanos no deben ser entendidos como "razas", ya que la especie tiene un denominador común genético idéntico, con muy pequeñas variaciones. Toda la especie, en rigor, formaría una sola raza, debiendo aplicarse a sus variedades otra denominación, pues los rasgos diferenciales no son biológicamente significativos. La tendencia hoy es hablar de divisiones, variedades, grupos o linajes genéticos. Otro término supletorio, pero también susceptible de ambigŸedad, es el de "etnia" o "grupo étnico". El uso actual predominante es el de aplicarlo a grupos que se distinguen más bien por rasgos culturales o políticos, como sucede con las "etnias" albanesa, croata, eslovena o vasca, para las cuales, en ocasiones, se usa incorrectamente la expresión con el sentido biológico de raza. Un término que parece asentarse es el de "población", que se usa para aludir, por ejemplo, a grupos como el esquimal, el lapón o el micronésico.
Las razas llamadas geográficas o continentales son poblaciones homogéneas en algún aspecto y que ocupan un territorio amplio. Se trata, también, de una denominación imprecisa, a la que no puede atribuirse un significado "fuerte", plenamente genético. Por oposición, se habla de "razas locales" y "microrrazas", para designar agrupaciones humanas más o menos naturales cuando se supone que han protagonizado un aislamiento geográfico y reproductivo que les ha hecho conservar ciertas diferencias genéticas, siempre de tipo secundario. No se emplea ya con sentido genético la clasificación cromatoderma ("razas" negra, amarilla, blanca, cobriza).
En lenguaje culto es inapropiado asignar un valor conceptual pleno y fuerte al término "raza", tan ambiguo, y con frecuencia usado para denominar una realidad de grupos humanos que se percibe con claridad, pero que es dfifícil de definir o delimitar, incluso a sabiendas de que se trata de una realidad compleja y biológicamente mixta, como sucede con las llamadas "razas" vietnamita o ganesa que no existen como tipos biológicos originarios o antiguos.
Raza y lengua
Antaño se supuso con grueso, aunque explicable error, que las lenguas estaban determinadas por rasgos genéticos de la anatomía del aparato fonador del grupo originario. Mayor verosimilitud puede tener una hipótesis más neurológica, sobre la que se han hecho experimentos, partiendo de la base de que las lenguas tienen un solo origen común. El lenguaje no se hereda, sino que se aprende, pero hay correlación visible entre grandes familias lingŸísticas y "razas" geográficas, lo que se explica por razones históricas. Dentro de un área lingŸística, las subáreas colindantes muestras con frecuencia características parecidas (por ejemplo: Dinamarca, Alemania, Holanda, Bélgica flamenca) que pueden indicar un origen biológico común para sus hablantes antiguos: eso sucede con los fineses, que eran distintos de sus restantes vecinos escandinavos, o con los indios navajo de Nuevo Méjico y Arizona, cuya lengua y biotipo son canadienses. Pero la perspectiva histórica debe estar siempre presente: el árabe, a través del Corán, ha penetrado en grandes áreas de África y Asia sin aportación genética grande, sobre todo como lengua de cultura escrita. Más cerca de la extensión de los grupos originarios estará, por eso, el árabe hablado, que se ha extendido menos. A veces, pero no siempre, la lengua hablada es más reveladora de la extensión del grupo originario, aunque medidas culturales pueden acabar con la situación diferenciada y enterrar para siempre y en poco tiempo una situación secular, como sucede con la implantación del vascuence unificado, que borrará en pocos años las diferencias entre los ocho grupos tradicionales. La variedad de situaciones es muy grande en circunstancias de similar apariencia. Por ejemplo, los fineses presentan distancias genéticas relativamente grandes con los otros escandinavos; pero los celtohablantes de Irlanda, Escocia y Bretaña presentan menos distancia genética que lingŸística con sus vecinos anglófonos.
Raza e inteligencia
Es común creer que el grupo ajeno es inferior en numerosos rasgos. Por sus costumbres y creencias, resulta anómalo, sospechoso, raro y, a menudo, es percibido como inconveniente y estrambótico. Los vencedores militares han descrito con frecuencia al vencido como bárbaro, débil, supersticioso y menos inteligente. En suma, como inferior. Muchos grupos colonizadores han explicado su propia victoria en razón de su superioridad, más o menos innata, sobre grupos incapaces e infantilizados, cualitativa y hereditariamente diferentes, incluso faltos de "alma humana". Históricamente, es la actitud dominante y puede denominarse "etnocentrismo". En los primeros años del siglo XX, las primeras "pruebas de inteligencia" clasificaron la de los estadounidenses por grupos de procedencia, con un resultado que colocaba en cabeza a los ingleses, luego a escoceses, germanos y escandinavos, seguidos a distancia por los inmigrantes más tardíos: irlandeses, europeos orientales y balcánicos e italianos; al final iban hispanos y asiáticos. Después se descubrió que las pruebas y sus resultados estaban en directa relación con el conocimiento de una lengua concreta (el inglés) y con la cultura dominante. Hoy, las pruebas llamadas de inteligencia, más refinadas, aunque lejos de alcanzar lo que algunos pretenden de ellas, revelan grupos "raciales" que ofrecen muy altos resultados, como los emigrantes asiáticos, antaño clasificados en los últimos lugares. Ocupan, en cambio, puestos muy bajos los anglosajones cuyas familias o grupos se han depauperado.
El de inferioridad cultural o de inteligencia es un concepto muy relativo. Pueblos "incultos" o estúpidos para la cultura industrial, han tenido la inteligencia de adaptarse para la dificilísima supervivencia en el frío, el desierto o la jungla, medios muy hostiles que exigen un gran conocimiento de las respuestas adecuadas a clima, fauna y flora hostiles a la supervivencia humana.
FICHA 7
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Sobre las tribus
Marshall Sahlins postula que la humanización de la vida social comienza con cuatro rasgos, típicos de las sociedades más elementales de cazadores y recolectores.
1) Invención del parentesco con consecuencias ideológicas (tabúes, etc.) y particularmente la del incesto. Represión de la sexualidad, potencial fuente de enfrentamientos, subordinada a la búsqueda de alimento, causa básica de solidaridad (prioritaria frente a la defensa contra el enemigo). El parentesco, de base biológica, es relevante en la medida en que es interpretado, cargado de sentido y vehículo de todo un lenguaje social o de funcionalidades concretas.
2) División sexual del trabajo, por incompatibilidad de la maternidad y la crianza con la caza y la lucha, y funcionamiento de la familia sobre ese fundamento biológico. La mujer tiende a dedicarse a los hijos, la recolección y el cultivo, con excepción del tratamiento primario del suelo (roturación, etc.)
3) Cooperación y distribución equitativa entre los miembros del conjunto social. Principio universal del altruísmo (Meyer Fortes), que disminuye cuando crece la dominación territorial y social, pero que siempre permanece en algún grado en la familia (extensa o nuclear) y en los grupos de parentesco (linajes).
4) Inicial inexistencia de jerarquías y dominaciones sociales. Con el avance cultural, reaparece la dominación y el consiguiente acceso diferencial a los bienes de producción, consumo, reproducción y prestigio. En las sociedades primitivas las instituciones y grupos tienden a ser multifuncionales y a desempeñar cada uno funciones varias, económicas, reproductivas, socializadoras y dstributivas, jurídico-políticas, religioso-ideológicas, etc. En el análisis deben tenerse siempre bien presentes ciertos elementos constantes como son sexo, parentesco, edad (ritos de iniciación y tránsito, divididos sexualmente, y con apogeo en el paso al grupo de ancianos, que puede llevar al privilegio o a la extinción buscada = eutanasia), dominación o jerarquía y, en fases más complejas, especialización y territorialidad. (Oposición entre ius sanguinis y ius soli). La dominación se comprueba históricamente en situaciones en que existe ya la especialización, originada por la producción de excedentes. Tales rasgos originan un sistema en que existen explotación económica, control del poder y preocupación de quien lo controla por el prestigio. Para Elman Service (1975) hay cuatro grandes tipos de sociedades, de menor a mayor complejidad: banda, tribu, jefatura y Estado.
1. BANDA. Nivel de integración sociocultural de cazadores y recolectores. Todas las funciones son ejercidas por un breve número de bandas asociadas compuestas por familias nucleares relacionadas entre sí. No hay unidades de producción o consumo específicas ni órganos especializados en lo político, religioso, etc. Las bandas tienden a ser patrilocales, virilocales y exógamas. El intercambio reproductivo puede ser restringido (entre sólo dos grupos) o generalizado (raro). El restringido suele ser entre primos cruzados bilaterales (el hombre casa con la hija de su avúnculo y de su tía paterna). La jerarquía suele agotarse en el jefe de banda, que vive sin privilegios, y, acaso, el chamán. Su tamaño oscila entre 30 y 150 miembros y los grupos de caza suelen ser de en torno a ocho varones (que generan una población de unas 30 personas). La comunidad de lengua y cultura entre bandas es muy limitada y no suele sobrepasar el marco de los 500 sujetos. (Las bandas kung del África del S.O. son veinte en total, suman 500 individuos y viven sobre varios miles de km2). La banda es la condición de supervivencia y el titular de todos los derechos. Los individuos de las bandas tienen contacto entre sí, pero las bandas no forman una agrupación mayor o unitaria, aunque mantengan relaciones de parentesco real o adoptado y relaciones cooperativas (concertaciones matrimoniales, etc.)
2. TRIBU. Apenas se da antes de la domesticación del animal y del cultivo vegetal, condiciones de la productividad estable y del aumento demográfico. Crece el número de grupos de parentesco, aparece la especialización del grupo y nacen sistemas de integración intergrupal. (Las tribus matrilineales y uxorilocales están asociadas a la horticultura en clima muy pluvioso). La tribu no es una mera agregación de bandas. Los lazos tribales son más fuertes que los matrimoniales y las unidades que forman la tribu (segmentos residenciales) siguen otras pautas y son económicamente autónomos. La solidaridad debe ser reforzada ante el aumento de las dimensiones de la sociedad, que disuelve la reciprocidad matrimonial. El principio del antepasado común es el último y poderoso factor de cohesión tribal.
La tribu no llega a crear instituciones propiamente políticas o de gobierno y no hay en ella segmento dominante. La integración se establece a través de asociaciones pantribales, como los clanes, los grupos de edad (puede haber numerosos grados funcionales o jerárquicos según la edad del sujeto), las sociedades o hermandades secretas o especializadas (guerra, culto, mixtas de ambos) y el recurso a la amenaza exterior. La jefatura es personal, carismática y sin obedecer a una estructura sustentante de carácter político. La tribu tiene tendencia igualitaria y poca especialización técnica de los individuos. Las asociaciones pantribales son de parentesco o no. Entre las primeras están el clan, la parentela y el linaje segmentario, a menudo originados por un antepasado común, humano o no. Entre las segundas, los grupos de edad, las sociedades ceremoniales y las sociedades guerreras, que suelen tener nombre particular, ya que no son locales.
Las tribus lineales están formadas por grupos de parentesco de filiación unilineal sin linajes principales o subordinados. Las tribus compuestas son cognaticias y se basan en la filiación no lineal (a través de los parientes maternos o paternos o mediante otros expedientes) y su tipología es muy variada.
Segmentos tribales. El linaje es unilineal y se restringe a miembros de una línea concreta, alcanza a cuatro o cinco generaciones y se preserva mediante exogamia. El linaje suele ser corporativo (propietario), cooperativo y jurisdiccional. El linaje segmentario no es residencial (sistemas en los que en un poblado hay miembros de distintos linajes) y da importancia a la distancia genealógica a la hora de los conflictos entre linajes; suele egirse por un consejo de ancianos. El clan desciende de un solo ancestro a menudo mítico y utiliza insignias, ceremonias exclusivas, etc., y mantiene la paz entre los linajes residenciales. La parentela es un grupo no residencial de parientes bilaterales.
3. JEFATURA. La productividad es mayor, por especialización regional (que obliga a intercambio regulado entre áreas) y cooperación en gran escala, y la sociedad posee centros de coordinación económica, jurídico-política y religiosa. La jefatura organiza la creación del excedente y su redistribución. Los especialistas llegan a serlo en verdad, subsidiados por el centro redistribuidor. La jefatura acumula riqueza, prestigio y poder e impone una marcada desigualdad social, traducida en signos externos y en la regulación de la sucesión. El rango depende de la distancia genealógica con el jefe. Individuos, familias y grupos parentales están jerarquizados. No hay propiamente gobierno político, pero sí dirección centralizada. No hay propiedad privada, pero sí desigualdad. Hay rangos, no clases. El ordenamiento se mantiene por tabúes (muchos, relativos al jefe, a menudo ser divinal) y prescripciones de tipo positivo. Las jefaturas pueden generar Estados.
Lectura recomendada. C. Lévi-Strauss, Anthropologie structurelle, París, 1961, 2ª ed. (Buenos Aires, Eudeba, 1964).
FICHA 8
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EL III MILENIO-LA CIUDAD ESTADO, PRÓLOGO AL ESTADO TERRITORIAL
I. Periodo protodinástico, arcaico o presargónico
La población creció por el desarrollo de las instituciones de las Ciudades-Estado (=CE) y su territorio
agrícola a lo largo de los dos grandes brazos del Éufrates en la Baja Mesopotamia (al Este del curso actual
del río). Los espacios libres entre CE fueron, con probabilidad, dominio de pastores, verosímilmente
unidos por una lengua (semítica) flexiva distinta de la aglutinante de los sumerios, los primeros en
urbanizarse y en suministrar selectos escribas. No se aprecia oposición étnica o política entre ambos
grupos, que vivieron en simbiosis. Al Norte, en la zona de la futura Babilonia, menos urbanizada, los
semitas eran mayoría y poblaban lo que luego se llamaría país de Acad (Akkad, Agadé).
La Mesopotamia sumeria comprendía, de S. a N., la antigua y santa ciudad de Eridú, la rica Ur, Larsa,
Uruk (la mayor, 400 ha, actual Warka), Shuruppak (Fara) y la ciudad santa de Nippur. Al E. de este grupo,
el área dominada por Lagash (Lagash + Girsu), rival de Umma (algo más al N.) Cada una de estas CE
obedecía a un en, ensi o lugal, a menudo vicario del dios patrono de la ciudad. La emancipación progresiva
del poder regio origina la construcción de palacios (centros de gobierno), hacia 2600 (Eridu, Kish, Mari).
Hubo algún tipo de liga entre determinadas ciudades y una cierta conciencia de comunidad cultural que
llevó a un culto común al gran dios Enlil, dios uránico (con sede en Nippur) y que era considerado origen
de toda realeza. Un tercer grupo, menor, que incluyó Eshnunna, existía en el bajo Diyala. En el periodo
Dinástico arcaico III (H. 2600-2350) se difunde la civilización sumeria por Mesopotamia (al menos hasta
Mari). La arqueología prueba intercambios de productos de origen remoto (tumbas reales de la I dinastía de
Ur).
II. Instituciones.
Son mal conocidas. La documentación hoy disponible ha debilitado la tesis de la Ciudad-Templo,
administrada por un poderoso grupo sacerdotal (Falkenstein). Los escribas, cada vez más organizados
como estamento, elaboran la escritura y sus usos administrativos y se sitúan en el centro del impulso
intelectual. A mitad del milenio hay ya una verdadera literatura, aunque muy arcaica, sobre todo de himnos
en honor de los templos y de aforismos de sabiduría que no dejó ya de practicarse en las culturas
posteriores. A fines del periodo surge en Lagash la narración del día de la creación, efecto de las bodas
primordiales del Cielo y la Tierra. Las cosmogonías muestran a los dioses jerarquizados, al modo en que lo
están el mundo y las CE. Hubo, al fin, dos grandes concepciones más o menos enfrentadas. Según una, la
primacía estaba en Eridú, la ciudad de Enki, dios del agua dulce de los abismos celestes; según otra, en
Nippur, sede de Enlil, fuente del poder monárquico soberano. Algunos documentos muy antiguos muestran
que, en el comienzo histórico casi inmemorial, la primacía la poseyó Kish, cuyo rey era un árbitro de
conflictos, en cierto modo imperial.
Las guerras entre CE son guerras entre sus dioses, que encomiendan su realización a los reyes, como se lee
y ve en la Estela de los Buitres (h. 2400, del rey Eannatum de Lagash), en que el dios Ningirsu, en el
cuerpo del rey, captura a sus enemigos con la red de Enlil, rey de los dioses. Eannatum narra sus victorias
sobre Susa y Mari, que tenía ya medio milenio y era ciudad amurallada, la cual recibió así, igual que Ebla
(algo más al O.), la cultura sumeria. El sobrino de Eannatum, Entemena, relató sus guerras con Lagash y
otros vecinos, y parece que creó categorías conceptuales que se usaron en lo sucesivo: llamó hermandad a
su alianza con Uruk y libertad a la existencia de paz social. Urukagina, último rey de Lagash, consignó por
escrito su actividad reformador y expresó en sus textos su preocupación por los pobres, en una actuación
precursora de los códigos de leyes. En el Éufrates medio, Ebla fue el centro de un importante sistema de
dominio más comercial que político que sobrevivió hasta tiempos de Acad. Extendió su control por la Siria
central, desde Carquemísh hasta Hamá y mantuvo relaciones con los faraones Kefrén (Jefrén, Jufu) y Pepi
(Fíope) I. Los ricos archivos muestran su complejidad administrativa y diplomática, sus relaciones intensas
y conflictivas con los reyes de Mari y la variada procedencia de su cultura, con dominio del elemento
semítico, apreciable, entre otras cosas, en su lengua, que es de esa familia.
FICHA 9
Historia Antigua - Universidad de Zaragoza - Prof. Dr. G. Fatás
NOTA CRÍTICA SOBRE EL PARADIGMA DE LA CIUDAD-TEMPLO
Extr. de John F. Robertson "The Social and Economic Organization of Ancient Mesopotamian Temples", Civilisations of the Ancient Near East (J. M. Sasson, ed., NY, 1995, vol. I), 443-455 y M. Liverani, Antico Oriente. Storia. Societa. Economia, Roma-Bari, 1991, cap. 6. Trad. esp. en ed. Crítica, Barcelona, 1995).
El paradigma de la ciudad-templo como antecesora de la ciudad-estado aparece abundantemente en la manualística sobre el POA. La gran mayoría de la evidencia documental sobre la organización templaria de la época procede de las tablillas de Girsu, fechadas en tres reinados de mediados del III milenio: los de Enentarzi, Lugalbanda y Uruinimgina [Urukagina] de Lagash, de la que Girsu era el núcleo de capitalidad. Las tablillas son una parte de los registros administrativos de la entidad emi, la "Casa de la Esposa [del gobernante]" durante los dos primeros reinados aludidos y, bajo Uruinimgina, registros del ebau o "Templo Casa de la Diosa Bau", consorte de Ningirsu, dios patrono de Lagash. Su primer estudioso, Anthony Deimel, dedujo que el templo de Bau administraba fundos de unas 45 ha de tierras de cultivo, así como campos de frutales y huertos, grandes rebaños, empleaba a no menos de cien pescadores, talleres de textiles y mantenía servicios propios para su red de irrigación. Sus inspectores controlaban la distribución de grano, pan, leche, malta y lana a sus cientos de sirvientes, de ambos sexos y variada edad. Anna Schneider acreditó el concepto de "templo-estado", que pasó a convertirse en un paradigma. Por otra parte, los famosos textos de la llamada "reforma de Uruinimgina", según Deimel, demostraban que el rey devolvía piadosamente a los templos del dios Ningirsu los fundos divinos usurpados por sus predecesores, lo que demostraba "ex post facto" la existencia del "templo-estado". Adam Falkenstein lo convirtió en característico del Sumer preacadio y la idea se reforzó tras el modelo de "civilización hidráulica" propuesto por Karl Wittfogel y Julian Steward, según el cual el surgimiento de civilizaciones agrarias en las grandes llanuras fluviales requería una autoridad central poderosa, capaz de movilizar y administrar el amplio caudal de trabajos necesarios para mantener una red eficaz de irrigación y el sistema completo de producción generado a partir de ella. Sobre la base de las series de tablillas administrativas de Girsu, el templo apareció como el protagonista de la centralización: la tierra de la ciudad era propiedad de su dios (= del templo) y los habitantes, sus siervos (= de los sacerdotes).
A comienzos de los años 60, I. J. Gelb e I. M. Diakonoff criticaron tan vasta generalización basada en un solo archivo. Gelb estudió unos registros de venta de tierras, consignados sobre estelas de piedra (kudurru se llamaron más tarde), de época similar y también halladas en Girsu. Demostró que algunas e las tierras mencionadas eran de propiedad de particulares y que podían experimentar su libre venta. Diakonoff estudió otra estela del III milenio, una especie de catastro parcial de Girsu, con el que probó que la tierra de Girsu en la época protodinástica era por lo menos unas diez veces mayor que la calculada por Deimel como perteneciente a los templos de la ciudad en conjunto. En otra argumentación diferente (y no tan probatoria), Diakonoff sugería que, si la población total de Girsu era de unos 100.000 h, sólo unos 35.000 estarían empleados en los templos.
En cuanto al sentido de las reintegraciones de Uruinimgina, Benjamin Foster rechaza la interpretación de Deimel y afirma que, cuando el rey asigna tierras a la pareja de dioses Ningirsu y Bau, más que restaurar la situación pasada, que condena, está instaurando un nuevo proceder, un nuevo régimen para los templos; máxime cuando en los registros del reinado anterior no aparece nada demostrativo de que el templo de Bau poseyese nada especial y ni siquiera de que hubiese tierras de su propiedad. Parece, por el contrario, que los registros del templo podrían estar en él como en la sede de un archivo oficial, pero para dar cuenta de las propiedades de los gobernantes de la ciudad, como sugeriría el título de registros de la "Casa de la Esposa [del gobernante]" en los dos primeros reinados comprobables. Las conclusiones de Foster no han sido universalmente aceptadas, pero han abierto un debate serio sobre las supuestamente enormes propiedades de los templos. De hecho, es muy difícil y rriesgado asegurar la existencia de un régimen de gran propiedad autónoma de los templos en el periodo, ajeno a la intervención de los gobernantes no templarios. El paradigma de la ciudad-templo o del templo-estado no parece hoy viable como modelo general, aunque está lejos de poder negarse la extreaordinaria importancia económica y comunitaria de los grandes templos sumerios de época protodinástica. Una visión algo menos crítica es la de Liverani (ut supra, cap. 6, ¤ 2, 170 ss., ed. italiana].
FICHA 10
MESOPOTAMIA
(trad. y adaptación de Encyclopaedia Britannica CD Rom 1997)
En griego significa "tierra entre ríos". Es la región entre el Tigris y el Éufrates. En sentido específico, la parte N. de esa zona desde Bagdad (donde los ríos se acercan más uno al otro) hasta la falda de la cordillera del Anti Tauro. En sentido más general, incluye las regiones N. y S., hasta el Golfo Pérsico, incluidas las áreas adyacentes, por el E., hasta los Mts. Zagros y, por el O., hasta la Meseta Arábica. En términos generales, forma la mayor parte del actual Irak.
Las excavaciones arqueológicas (desde 1840) han revelado asentamientos humanos desde el 10000 a. C. Sus favorables condiciones geográficas permitieron a los habitantes pasar de una cultura de caza y recolección a otra basada en la labranza, la agricultura y los asentamientos estables. También floreció el comercio con otras zonas, como indica la presencia de metales y piedras preciosas procedentes del exterior en enterramientos muy antiguos. Se desarrollaron hasta niveles muy avanzados técnicas de regadío, la cerámica y otras artesanías y métodos de construcción basados en ladrillos de barro arcilloso y los cultos religiosos evolucionaron hasta estadios muy elaborados. Durante el IV Milenio a. C., en sucesión bastante rápida, se produjeron el nacimiento de la ciudad y, ya hacia el 3000, la escritura. Ambos fenómenos surgieron en la Mesopotamia meridional, ocupada por los sumerios.
Las excavaciones de ciudades sumerias (Eridu, Kish, Uruk, Isín, Lagash, Ur, etc.) han recuperado miles de tablillas de arcilla inscritas con la típica escritura cuneiforme. Las tablillas más antiguas son inventarios de enseres y meros registros de transacciones. Posteriormente se crearon diccionarios [léxicos, más bien], gramáticas, obras científicas y religiosas, listas de reyes y obras literarias. Muchas tablillas registran triunfos de los reyes. Uno de esos reyes, Sargón de la ciudad de Acad (Akkad, Agadé), encabezó guerras de conquista desde el Mediterráneo hasta los Zagros y gobernó sobre el primer Imperio conocido en la Historia. Los acadios fueron un pueblo semita y, de su mano, la lengua acadia se connvirtió en el principal medio de expresión literaria en toda Mesopotamia.
Hasta donde sabemos, el dominio acadio duró poco más de dos siglos. Posteriormente, el poder principal en Mesopotamia estuvo en manos de la III Dinastía de Ur (h. 2112-2004 a. C.), de las más o menos paralelas dinastías de Isín y de Larsa (hasta h. 1763 a. C.) y, finalmente, en Babilonia, que dio su nombre a toda la parte S. de Mesopotamia. Su soberano más sobresaliente fue Hammurabi (h. 1792- h. 1750 a. C.), muy conocido por su famoso Código, inscrito en una gran estela [Museo del Louvre, París].
Desde aprox. 1600 a 1450 a. C., la cultura babilónica decayó y unos pueblos conocidos como hurritas y casitas inmigraron a Mesopotamia, en la que se establecieron como dominadores. Algo después del 1500 a. C., el reino de Mitani extendió su dominio sobre la mayor parte del N. de Mesopotamia. La lengua de los hurritas era el hurrita, pero sus gobernantes parece que fueron de origen indoeuropeo (ario). Hacia finales del s. XV a. C., la ciudad de Asur (Assur, Ashur), en el N. de Mesopotamia (región que, desde entonces, fue llamada Asiria), comenzó su ascenso. Hacia el 1350 a. C. el Imperio Asirio ya estaba bien asentado y sus sucesivos reyes, como Adad Nirari I (h. 1295-1264), Salmanasar I (h. 1263 - h. 1234) y Tukulti Ninurta I (h. 1238 - h. 1197), conquistaron vastas áreas del reino Mitani y de las tierras de casitas e hititas, además de ejercer un cierto predominio sobre buena parte de Babilonia. Empero, otra dinastía babilonia, conocida como II Dinastía de Isín, resucitó la grandeza del Imperio Babilonio con Nabucodonosor I (h. 1119 - h. 1098) y sus sucesores. Asiria volvió a alcanzar un gran poderío con Teglat Falasar I (Tiglath-pileser I) (h. 1115 - h. 1077) y Asurnasirpal II (883-859), que llevó a cabo grandiosas construcciones en su capital, Kalaj (Kalakh).
Un usurpador asirio, que tomó el nombre de Teglat Falasar III (746-727) sentó las bases del vasto Imperio Nuevo Asirio, sometiendo a los arameos que habían ocupado gran parte de Babilonia y conquistando Urartu, Siria, Israel y otras regiones del área. En el 729 asumió la corona de Babilonia. El Imperio alcanzó su apogeo con Asarhadón (Esarhaddon), que conquistó Egipto (671) y con Asurbanipal (668-627) [el famoso Sardanápalo de la literatura griega]. Pero, tras ello, el declive fue casi fulminante: atacado por medos, escitas y babilonios, el Imperio Asirio se extinguió en el 609 a. C. Babilonia vivió un último periodo de esplendor (Imperio Neobabilónico) con la dinastía caldea fundada por Nabopolasar (626-605). Su hijo Nabucodonosor II (Nebuchadrezzar II) (605-561) es muy conocido por su destrucción de Jerusalén (588-587) y su condena a miles de judíos al exilio (el "cautiverio en Babilonia" de la Biblia). El Imperio Neobabilonio terminó en el 539, cuando Nabónido se rindió a Ciro II de Persia [Ciro el Grande].
Bajo el Imperio Persa y el de Alejandro Magno, Babilonia fue una rica capital provincial cuya influencia cultural irradió más allá de Mesopotamia. Los reyes Seleúcidas [macedonios llamados así por Seleuco, general de Alejandro Magno, a quien sucedieron en esta parte del mundo], que gobernaron Mesopotamia desde h. 312 a. C. hasta mediados del s. II a. C., patrocinaron los templos mesopotámicos y en el área continuó la tradición cuneiforme. La interacción de las culturas babilónica y griega durante esta época [periodo helenístico, que comienza tras la muerte de Alejandro, 323 a. C.] fue particularmente fructífera en el ámbito de la astronomía, vieja especialidad bailónica. En el siglo II a. C., Mesopotamia pasó a formar parte del Imperio Parto, en el que fue una especie de región-tampón entre, por un lado, el Imperio Parto (y su sucesor, el Imperio Sasánida) y, por otro, el Imperio Romano. En el siglo VV d. C., Mesoptamia cayó en manos de los árabes musulmanes. Desde entonces, la historia de Mesopotamia es la del Irak.