viernes, 15 de marzo de 2013


   Religión, sociedad y Estado en Argentina

Congreso Eucarístico Internacional, Buenos Aires, 1934
   Quienes hemos dedicado tiempo al estudio de la historia de las religiones y la antropología cultural (mis únicas dos publicaciones de investigación están dedicadas al metodismo y el nacionalismo católico en Chivilcoy) afirmamos la centralidad de religión en la estructuración de los sujetos sociales, ya que las concepciones, el discurso y las prácticas religiosas “formatean” la conciencia social, incluso de manera más decisiva que la política. Los datos de la encuesta nacional sobre creencias religiosas del INDEC realizada en 2008 (*) reflejan la diversidad presente en el campo religioso y muestran un gran pluralismo de adhesiones y de prácticas dentro de la cultura cristiana predominante. De sus datos se desprende que:

-El 76% se define católico (en números absolutos, incluyendo practicantes y no-practicantes).

-El 9% se declara evangélico (el 7,9 % es pentecostal o neoprotestante, expresando una reducción de la iglesias reformadas históricas).

-El 11.3% manifiesta ser ateo, agnóstico, o no tener ninguna religión.

-Mormones y Testigos de Jehová, 1,2%  y  0,9% respectivamente.

-Otras religiones suman 1,2%, lo que incluye el judaísmo y otras religiones históricas en Argentina, y la espiritualidad oriental y de raíz africana, más novedosas en el país.

     Es incorrecto presentar a la Argentina como “católica” de modo absoluto, pero el predominio de esa fe es indiscutible. Lo notable es el crecimiento de los evangélicos, y la subsistencia y el crecimiento de manifestaciones de fe popular (gauchito gil, artistas populares trágicamente fallecidos como Gilda que son “canonizados” o el persistente culto a la Pacha Mama en las provincias). Pero lo que más debe resaltarse es que los ateos, agnósticos e indiferentes son (somos) más que los evangélicos o que cualquier otro culto, con exclusión de los católicos, y que más de la mitad de los argentinos piensa que el Estado debería financiar a todas la religiones, o en su defecto a ninguna. Debe recordarse que el culto católico romano es sostenido (financiado y protegido) por el Estado según ordena la Constitución Nacional.

    Todo esto obliga a una serie de preguntas concatenadas: la elección de un Papa de origen argentino ¿modificará este cuadro social y religioso? ¿Presenciaremos un fenómeno parecido al entusiasmo religioso subsiguiente a las dos visitas papales de Karol Wojtyla (Juan Pablo II) o estaremos frente a la posibilidad de un reavivamiento del catolicismo tradicional como en la década del ´30? ¿Implicará un retroceso en la cultura laica, firmemente afianzada en las últimas décadas en el país?

(*) http://edant.clarin.com/diario/2008/08/27/um/encuesta1.pdf

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